El paisaje salía de tu voz
y las nubes dormían en la yema de tus dedos
Carlos Oquendo de Amat
Zozobrar en gotas de lluvia
el seductor de la luna
Escribe: Walter L. Bedregal Paz
Carlos Augusto Oquendo de Amat
(Puno, 1905 - Navacerrada, España 1936)
Nace un día del cual tenemos el recuerdo grato, 17 de abril de 1905 en la ciudad de Puno.
Por el año 1926 aparece Oquendo de Amat, de diferente matiz a los del Grupo Orkopata; y hablar de él, es recordarlos con su figura frágil y delgada, su oscura indumentaria, sombrero de ala ancha que pintaba por completo a un bohemio de la época, muy a la moda, su extrema cortesía y delicadeza para con los demás, que en su corta vida ha sido asimilado al mito y a la leyenda; con conocimientos de surrealismo francés que influyó bastante en su formación, los Cinco metros de poemas que escribió como único libro publicado en el año de
La pobreza del paisaje en su niñez y su precaria situación económica hicieron que se identificara con el reclamo de los oprimidos.
Publica sus poemas y colaboraciones en las revistas Sierra, Hangae, Rascacielos, Jarana, colaborador cercano de José Carlos Mariátegui, llegando a publicar en la revista Amauta, aunque no sé si por olvido o acto de amistad irrenunciable, Mariátegui no lo nombra en su libro Proceso de
Entre los nuestros Omar Aramayo y José Luis Ayala, quien es autor de su biografía, afirmando, que toda su obra la escribió antes de los 20 años. Y a partir de entonces dedicó su tiempo a la difusión del marxismo, actividad política por la que fue encarcelado y desterrado a Europa. A finales de 1926 publica su primer poema, titulado lluvia, en el Mercurio Peruano editado en Lima. Al año siguiente fue premiado en un concurso promovido por la municipalidad de Lima. “… aunque de obra breve, la presencia de Oquendo deja indicios muy netos acerca del desembarazo, paulatino, que nuestros escritores consiguen respecto a sus ideales de lengua y poesía”. (Escobar Alberto, 1980, p.96).
Dentro de la poesía puneña, es Oquendo, la más alta figura, por haberse adentrado, poéticamente, en un gran surrealismo: “
El original libro de Oquendo mide 23x23.5 cm. Y sus páginas están pegadas y dispuestas en forma de acordeón. Las hojas aparecen plegadas, y totalmente estiradas llegan a medir aproximadamente
…era efectivamente cinco metros de papel, llenos de disparates melodiosos, de metáforas inverosímiles, de estudios dilates para quitarle la serenidad al burgués. Y me digo: a qué se conducen estos atentados tipográficos. Hidalgo publicó un libro en que habían páginas con una sola sílaba. ¿Esto es arte? Motivo para que el lector se sienta estafado o que el compañero tipográfico maldiga de poetas, a todos los estrafalarios del mundo, con todo, entre esta resbaladiza granza de circo, entre esta espuma, este chisporroteo de los veinte años insurge auténtico el poeta”. (Guillen Alberto, 1933, diario “El Pueblo, 22 de junio)
Ayala, en una entrevista afirma que: “…el mito comienza desde el discurso… el me dijo – refiriéndose a Mario Vargas Llosa – que lo único que había querido era exaltar la figura de Oquendo como un poeta dedicado solamente a su actividad y que esa parte de la camisa roja, era una metáfora”. (QLISGEN Nª 4, 1984, p. 52)
Mario Vargas Llosa, en el discurso de aceptación del Premio Rómulo Gallegos, por su novela: “La casa Verde (4 de agosto – 1967), que le dedicó a Oquendo, es rescatado “De la fosa común del olvido”.
...había sido un hechicero consumado, un brujo de la palabra, un osado arquitecto de imágenes, un fulgurante explorador del sueño, un creador cabal y empecinado que tuvo la lucidez, la locura necesarias para asumir su vocación de escritor como hay que hacerlo: como una diaria y furiosa inmolación”. ( QLISGEN Nº 4, 1984, p.20).
Vuelta a la otra Margen (antología), de Mirko Lauer y Abelardo Oquendo es un libro más que se ocupa del poeta nuestro, y últimamente la edición auspiciada por el rectorado de
En (APUMARKA, 2005, Nº 7), “… es una oportunidad esperada con ansiedad, para poder expresar un tributo al poeta desolado, más no solitario, humilde, introvertido como lo reconocían; aquella tendencia a vivir en un mundo interior, conociendo cada esquina de su alma, cual ciudad mitológica vivía en él”; Carlos Augusto se llamaba, hijo de don Belisario y doña María Zoraida.
MADRE
Tu nombre viene lento como las músicas humildes
y de tus manos vuelan palomas blancas
Mi recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante
Un cielo se muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso
Entre tí y el horizonte
mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos
Porque ante ti callan las rosas y la canción.
Victima de
POEMA DEL MANICOMIO
Tuve miedo
y me regresé de la locura
Tuve miedo de ser
una rueda
un color
un paso
PORQUE MIS OJOS ERAN NIÑOS
Y mi corazón
un botón
más
de
mi camisa de fuerza
Pero hoy mis ojos visten pantalones largos
veo a la calle que está mendiga de pasos
1923.
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1 comentario:
ME INTERESA TU LIBRO OJALÁ LLEGUE POR ESTOS LARES TRUJILLANOS... OQUENDO UN LOCO DESVAINADO---
ABRAZOS AFABLES A LA DISTANCIA////
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