lunes, 15 de junio de 2009

Aquí no falta nadie



Walter L. Bedregal Paz
Aquí no falta nadie
Antología de poesía puneña
(Grupo Editorial "Hijos de la lluvia" & LagOculto, 2008)


Escribe: Javier Agreda


En plena era de la globalización y de las comunicaciones instantáneas, resulta increíble lo poco que los limeños sabemos del resto de nuestros compatriotas. Y no sólo en lo político y económico, como han mostrado los sucesos de las últimas semanas, sino en todos los ámbitos. En literatura, por ejemplo, es muy difícil que un libro publicado en provincias llegue a difundirse en Lima o que sea comentado en los medios capitalinos. No lo logró Aquí no falta nadie. Antología de poesía puneña (LagOculto Editores, 2008), libro muy bien editado y elegido, en una encuesta virtual, como la “Mejor antología poética del 2008”.

El periodista y escritor Walter Bedregal (Tacna, 1965) es el responsable de la selección de autores, textos y prólogo de esta antología que se inicia con Alejandro Peralta (1899-1973), uno de los más reconocidos escritores vanguardistas y cuya obra poética ha sido reeditada hace poco. Alejandro y su hermano Arturo (quien usaba el seudónimo de Gamaliel Churata) fueron el núcleo del grupo Orkopata y la importante revista Boletín Titikaka, sin duda el mejor momento de la literatura de la región. Sin embargo, Churata no figura en esta antología. Una omisión imperdonable, especialmente por el categórico título del libro.

De las dos siguientes generaciones de escritores (las llamadas del 30 y del 50) se incluye sólo a dos poetas: Carlos Oquendo de Amat (1905-1936) y Efraín Miranda (1927). Los otros 18 escritores antologados pertenecen a promociones más recientes, con una mucho mayor presencia de los más jóvenes. Acaso el propósito del libro haya sido precisamente ése: dar a conocer a un interesante grupo de doce poetas puneños, o que radican en esa región, nacidos entre mediados de los 60’s y 1974. Una generación sumamente productiva (han publicado numerosos libros y revistas), a la que pertenece el propio Bedregal.

A la ausencia de Churata se suman otros problemas, especialmente la desigual calidad de los textos y el extenso (26 páginas) y caótico prólogo. Bedregal se esfuerza en citar teorías y pensadores de moda (Genette, Deleuze, Guattari) pero su texto, entre el ensayo y la prosa poética, tiene errores –p. e. hace de Poe un escritor surrealista (tal vez se trata de una “licencia” poética)– y traspiés como “el arte posmoderno… utiliza un modo de hacer particular conforme al denominado estilo posmoderno” (p.20), entre muchos otros. En fin, el viejo “provincianismo”, que es algo así como la contraparte del tan cuestionado “centralismo” limeño.


Enlaces relacionados
Tanto Walter Bedregal como Aquí no falta nadie tienen sus propios blogs. En el segundo de estos blogs se pueden leer muchos comentarios sobre el libro.

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Tomado del diario "La República" (15/06/2009) y del Blogs. personal de Javier Agreda.

miércoles, 10 de junio de 2009

POESÍA DE ALTURA: EL "CANON" DE WALTER BEDREGAL PAZ


Aquí no falta nadie, 302 pp.

Walter L. Bedregal Paz

Grupo editorial “Hijos de la lluvia”, 2008.


Escribe: José Luis Córdova

La poesía hecha en nuestro país es vastísima, diversa, inagotable, inalcanzable, y en muchos casos, hasta singular e inexplicable, sobre todo si hacemos un recorrido, no tan minucioso, desde la aparición de José María Eguren, (sin olvidar por cierto a Mariano Melgar, Espinosa Medrano el “Lunarejo” o la “poesía oral” recopilada por estudiosos inagotables como el mismo José María Arguedas) pasando luego por las vanguardias de inicios del siglo XX, hasta su total diversificación a partir de los años 60 de ese mismo siglo.Ahora bien, si atendemos las propuestas de “heterogeneidad” de Antonio Cornejo Polar o la de “hibridaje” de Néstor García Canclini, entre otras; se puede armar fácilmente un corpus poético que de pronto pueda convertirse en un derrotero (como un intento más viable, digamos), que nos ayude a entender el por qué de esta riquísima orfebrería que hasta el momento representa esta vastedad, no sólo en nuestro país sino en todos los demás países donde se le conoce.

Sin embargo, y a pesar de ello, todavía seguimos siendo miopes, puesto que más allá de lo etiquetado como “poesía peruana”, y reconocido dentro del “canon oficial” (o lo establecido), también es cierto que no todo está dicho, —y probablemente jamás lo estará—, y que aún hay mucha veta (ignorada, es cierto, por ese mismo “canon”) qué descubrir, —si nos atenemos al espacio geográfico que nos identifica—. Pues bien, ese es un trabajo que nos compete a todos los que de alguna manera estamos incluidos en el pensar de nuestro hibridaje (poético digamos) y que nos negamos a que la “oficialidad sólo (y siempre) provenga desde la metrópoli”.Además, sabiendo que muchos espacios geográficos “regiones” de nuestro pais han jugado un papel importante en el desarrollo de nuestra poética, (por ejemplo el Grupo Norte en Trujillo u Orkopata en Puno), no cabe duda que es necesario el trabajo difusor (autónomo) de cada región, propuesta desde la misma región y hecha especialmente por los focos intelectuales que cada una posee (ahora ya no hay pretextos para no hacerlo). Sólo así se podría llegar a un entendimiento partiendo desde la misma periferia de la metrópoli, y que sin lugar a dudas, nos podría inducir a un corpus verdaderamente nacional.

Y eso es lo que hasta ahora puedo entender de Walter L. Bedregal Paz (Tacna, 1965), quien, más allá de rebuscarle los puntos a las ies (sin ninguna intención sociológica que ayude a entender mejor el proceso del desarrollo de la poesía en Puno) en una extensa introducción (26 pp., y algo enredada por cierto), nos presenta su selección de poetas puneños bajo el título provocador de Aquí no falta nadie, libro en el que hace un breve pero imprescindible recorrido por la poesía puneña del siglo XX (incluyendo autores vivos de la actualidad).

Y es que, de alguna manera, Walter Bedregal trata de establecer «La esencialidad de la poesía altiplánica peruana», a partir de lo que José Gabriel Valdivia ha propuesto como «los dos rieles del ferrocarril del sur»: Alejandro Peralta y Carlos Oquendo de Amat. Y en cuyos durmientes estarían «las voces renovadoras de Efraín Miranda y Vladimir Herrera, [ya que] sin esta doble perspectiva [sería] imposible comprenderla y peor aún percibir sus secuencias evolutivas». Y dentro de esta esencialidad, mostrar «por lo menos [esos] dos aspectos en los cuales [el poeta Juan Yufra considera], coinciden la mayoría de los poetas allí instalados. Primero expresan una poética del yo y luego una poética de la naturaleza donde el contexto y las influencias traman un lenguaje confuso a veces y, en otras oportunidades, una reflexión honda de cuestiones personales cuando no insignificantes».Y es por esto que líneas arriba mencioné acerca «del pensar nuestro hibridaje», porque todo esto nos lleva a la reflexión, la teorización, el ensayo, ¡la creación…! Sino, entonces JGV no habría podido concluir «que dentro de la gran poesía peruana, si cabría hablar de regionalidades para interpretar la escurridiza heterogeneidad, hay tres grandes fuentes: La limeña, permanentemente alimentada por soñadores provincianos, luego la arequipeña y, finalmente, la puneña [a la que habría que aumentar la liberteña, la piurana o la amazónica]. No sólo por la cantidad de poetas sino también por la calidad de los escritos». Entonces ahora “los rieles” ya no son poéticos, sino casi geográficos y sociológicos. Así avanzamos mucho mejor.Por ello, no quiero entrar en detalles sobre la forma de su selección, —la misma que por cierto ha causado muchas molestias, jaculatorias de circo y algunos insultos (sumado a réplicas nada constructivas) ni trascendentes (Cf. la revista Apumarka número 11 por ejemplo)—. Pienso que el antologador siempre se moverá subjetivamente, siendo motivo de disgusto para aquellos que no se encuentran dentro de sus vericuetos papilares en lo que a lo antologado se refiere. Tampoco diré si está correctamente hecha, al fin y al cabo, la antología es de Walter Bedregal, y sólo él es responsable de lo que hay en ella. (Que me disculpen estos 21 seleccionados).

Y a pesar que José Luis Ramos ha dicho que Walter Bedregal «desde el principio se niega a seguir el método ya tradicional de estructurar la antología en base a generaciones, sean éstas etáreas, ideológicas o de otro tipo, y apuesta más bien a imaginar una estructura rizomática en la que poetas y poemas se van integrando como un todo» la antología representa para su autor su propio parnaso; y así, sus respectivas contradicciones (necesarias por supuesto), esas «incoherencias entre el método y el resultado» de alguna manera representan la osadía periférica (recordemos que Juliaca es la periferia de Puno), —aunque pueda parecer inválida, del antologador—, que le dan legitimidad, más allá de lo suscitado a través de los comentarios (incluidos los cocachos y las tiradas de pelo) que los (y los no) antologados han hecho. Es decir, que el discurso bedregaliano finalmente y gracias a esto termina por construirse.

Al fin y al cabo, interesa más tener en la mano una selección (a pesar que pueda ser —o parecer— parcial y engatusadora), puesto que lo mejor que uno puede encontrar leyéndola, es el nombre de algún poeta desconocido, y que nos resulta interesante, como por ejemplo (y en mi caso) el de Vladimir Herrera (Puno, 1950) quien tras la publicación de un importante texto como es Mate de cedrón (lima, 1974), viajó a Europa y recorrió por Lisboa, Roma, París y Barcelona, ciudad donde vivió durante muchos años trabajando en su taller artesanal de libros de poesía y las revistas Trafalgar Square y Celos. Allí fundó la editorial Auqui y frecuentó amistades como Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce Echenique, Roberto Bolaño, Octavio Paz, entre otros.

Y ha sido grato conocerlo a través de su poesía: «Tu memoria conserva pájaros en el fuego/difícil / decirte / adiós; / Aprendemos que cada hora de enlace y separación / es el fin, / caminando por un parque sin monumentos / ni dioses (p. 109)», la que según Pedro Granados, es «tan densamente barroca […], al mismo tiempo profundamente antibarroca y, en consecuencia también, resueltamente antiliteraria. Esto se deba a que la poesía de Herrera, especialmente desde estos años […], —una vez superada su inicial ligazón con las estéticas predominantes a principios de los años 70 en el Perú—, […], aluden finalmente a un tipo de conducta: dadaísta, inconforme, díscola o comprometida; o mejor deberíamos decir: y comprometida, lúcida del mundo que a uno le ha tocado vivir»: «Te he amado y mordido / como una musaraña / ama y muerde / a la salida de su cuadra / el pedazo de sol de junio / que le toca / Gorda Calíope / Vaca Salvaje preñada por el olvido / como dice el tango (p. 114)».

También ha sido grato conocer la poesía de Eddy Sayritupa (Puno, 1974) —finalista en el último Concurso Internacional COPÉ de poesía—: «El día es una puerta inevitable. / Las personas tienen puertas y ventanas. / Tienen puertas y ventanas las personas que habitan a las personas. / Las personas con las cortinas abiertas de su pecho. / […] Levantan la mano y paran una noche (p. 227)»; la de Walter Paz Quispe (Ácora, 1969) «He plantado el silencio en la zona más profunda de la noche. Espero de ella la humilde voz de la luciérnaga. // Guardo silencio reverente y Morfeo me vigila. / Bebo del ojo de sus manantiales la vía láctea […] le / han /salido / alas / a / las / espadas / hoy / que / la / libertad / aprende / a / zurcir / los / trajes / de / su / empolvada / vejez, / y / el / amor / desnudo / viste / un / abrigo de pieles / que / la amapola / olvidó / en el invierno (p. 207)».

Y —a pesar que se ha reclamado por más nombres— los demás seleccionados (todos nacidos en el Departamento de Puno a excepción de Darwin Bedoya) son: el olvidado Alejandro Peralta (1899), Carlos Oquendo de Amat (1905), Efraín Miranda (1927), Omar Aramayo (1947), Percy Zaga (1945), Gloria Mendoza Borda (1948), José Velarde (1954), Boris Espezúa Salmón (1960), Lolo Palza (1964), Alfredo Herrera Flores (1965), Simón Rodríguez (1969), Fidel Mendoza (1972), Gabriel Apaza (1969), Erdi Flores (1970), Darwin Bedoya (Moquegua, 1974), Luis Pacho (1969), Rubén Soto (1974) y Filonilo Catalina (1974); todos elegidos por alta solvencia y “diversificación”.

Finalmente quiero seguir insistiendo en que una buena antología jamás estará mal seleccionada, (por ello jamás será “incompleta”), y eso muy bien lo sabe el autor de Aquí no falta nadie. Eso sucede porque existen muchos criterios para hacer una: ideológico, temático, teórico, geográfico, generacional, por género, etc. Y si de alguna manera se le considera así, simplemente hay dos formas de rebatirla: no hablando nada de ella, callándola para siempre; o de lo contrario confrontándola con otra mejor y, —aunque insisto, nuevamente en que no existen antologías mejores—, demostrando con otras herramientas cómo debe hacerse (o algo parecido).De paso, así generamos más espacios para el diálogo y la discusión, lo necesario dentro de aquella dialéctica que sirve para hallar el entendimiento. De ahí que no hay nada que reclamar a Walter Bedregal.

Dirán los “enemigos”: ¿Quemar el libro?, ¿recomendar que no se compre, o no se lea? No, nada de eso, pues parafraseando lo que le dijo desde París César Vallejo a uno de los seleccionados: la antología ya está caminando, y «lo demás está en los estantes y eso nos tiene sin cuidado».

jueves, 4 de junio de 2009

LETRA VIVA

Aquí no falta nadie
Walter L. Bedregal Paz
Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
&
LagOculto editores
2009. P.P.302

Más libros por destacar



Por Ricardo González Vigil


Por razones de espacio, mi recuento literario de la semana pasada, titulado "Con todas sus letras", no pudo tener, en verdad, todas las letras dignas de ser destacadas. Me he visto obligado, en consecuencia, a completarlo con las líneas siguientes.


HOMENAJES: La Cámara Peruana del Libro, considerando que constituye nuestro escritor más universal, y la Municipalidad de Miraflores, conociendo la importancia que el distrito posee en su vida y obra, rindieron homenaje a Mario Vargas Llosa en el marco de la Feria del Libro Ricardo Palma.

La celebración del aniversario 80 de los "7 ensayos de interpretación de la realidad peruana" de José Carlos Mariátegui contó con una resonancia relevante en Grecia, donde Rigas Kappatos editó en griego los siete ensayos y "La novela y la vida".


CUENTO: Fue un año pródigo en nuevas voces por considerar: Violeta Váscones, Ulises Gutiérrez, Margarita Saona, Lino Sangalli, Bruno Casanova, Jorge Harten, Sara Morey, Erick Benítez, Arturo Valverde y Aldo Vivar.


POESÍA: Señalemos el vuelo creador de Matilde Gamarra Rivero con "Trabajo de campo" (El Río); Juan Carlos Lázaro, "Entre la sombra y el fuego" (Copé); Luis Eduardo García, "Teorema del navegante" (Revuelta); Víctor Coral, "Parabellum" (Códice); Ricardo Ayllón, "Un poco de aire en una boca impura" (Altazor); y Salomón Valderrama, "Amórfor" (Sol Negro).

Varias antologías personales de relieve son "Poemas escogidos" (U. Ricardo Palma) y "¡Salve Spes! y otros poemas" (México, Laberinto) de Carlos Germán Belli; "Muyu Pacha" (U. de Siena) de José Luis Ayala; "Los canales de piedra" (U. de Carabobo) de Miguel Ángel Zapata; "Antología personal" (Brasilia, Thesaurus) de Manuel Pantigoso; e "Indios dios runa" de Efraín Miranda, con selección de Gonzalo Espino. Otras dos antologías importantes son "Antología de la poesía peruana: fuego abierto" (Santiago de Chile, LOM) de Carmen Ollé, "Poesía peruana al padre" de José Beltrán Peña y "Aquí no falta nadie/Antología de la poesía puneña" (Hijos de la Lluvia) de Walter Bedregal Paz.


CRÍTICA: Miguel Gutiérrez nos entregó "La invención novelesca" (U. de Ciencias y Humanidades); Jorge Wiesse y otros, "'La divina comedia'. Voces y ecos" (U. del Pacífico); Óscar Coello, "Los orígenes de la novela castellana en el Perú" (Academia Peruana de la Lengua, UNMSM); edición crítica de la primera serie de las "Tradiciones peruanas", a cargo de Pedro Díaz Ortiz; edición de "La huérfana de Ate" de Ricardo Rossel, a cargo de Alberto Varillas (U. San Martín); Camilo Fernández Cozman, "La poesía hispanoamericana y sus metáforas" (U. de Murcia); Jorge Puccinelli Villanueva, "Los escritores peruanos y Ricardo Rojas" (San Marcos); Rita Gnutzmann, "Novela y cuento del siglo XX en el Perú" (U. de Alicante); Juan Carlos Galdo, "Alegoría y nación en la novela peruana del siglo XX" (IEP); "Scorza" (Amaru) de Tomás G. Escajadillo (ed.); "Ensayos sobre C.E. Zavaleta" (ICPNA) de varios autores; Víctor Flores C., "El discurso carnavalesco en Huámbar Poetastro Acacau Tinaja" (ANR); Danilo Sánchez Lihón, "Evangelio Vallejo" (Inlec); y Rafael Romero Tassara, "La armonía de H. Vida y poesía de Luis Hernández Camarero" (Campodónico).


BLOG. Una mención especial al blog "Busco Novia" de Renato Cisneros, recogido en un exitoso libro homónimo (Aguilar).


Tomado del diario El "Comercio" (